JEREZ MONUMENTAL

Comprendo el motivo del lamento de Javi, el muy buen guía que Paco González (magnífica su organización, muchas gracias), contrató para la nueva visita que Asociación Albariza hizo a la ciudad de Jerez. Se lamentaba de que solo, o principalmente, se identifique Jerez con las bodegas, que lleguen muchísimos turistas en autobuses, visiten una bodega, en ocasiones también la Real Escuela de Arte Ecuestre y que se marchen de vuelta a su punto de origen sin ni siquiera pasear por el centro de la ciudad, declarado "Centro Histórico-Artístico" sin conocer ninguno de sus importantes monumentos: el alcázar, la catedral, el claustro de Santo Domingo, etc... Es comprensible la queja, pero hay que reconocer que quien da a conocer a Jerez en el mundo es el vino, su personalísimo vino y que también es el vino el origen de las fortunas que fueron sembrando la ciudad de casas señoriales e iniciaron la tradición ecuestre, pero es que, además, parece que también el vino hizo su aportación al Jerez monumental, porque al menos la aportación de la corona a la construcción de la catedral se financió con un impuesto al vino. Más no se le puede pedir.

Una vez hecho el merecido reconocimiento a la industria bodeguera por su aportación cultural, a la economía de la ciudad y a la difusión de Jerez en el mundo, también hay que reconocer que no le falta razón al guía, porque habiendo mucho que ver y conocer en Jerez, a nosotros nos ocurrió algo similar a lo que él retrataba: la primera visita que hicimos como asociación estuvo centrada en el adviento jerezano, en la zambomba y en una visita a la bodega de González Byass; la segunda visita la dedicamos a la Real Escuela de Arte Ecuestre y esta vez, por fin, a la tercera, sin renunciar a una agradable zambomba en la sobremesa, imprescindible teniendo en cuenta la fecha en la que nos encontramos, el planteamiento de la visita fue el conocimiento de dos importantes activos monumentales jerezanos: la catedral y el alcázar.

Realmente merece la pena dedicarles una mañana acompañado de un buen guía, como fue nuestro caso, que nos fue desgranando el contexto histórico en el que se construyeron, los avatares sufridos por ambos monumentos a lo largo de su historia y detalles constructivos que a muchos nos hubieran pasado desapercibidos. Me gustaron, especialmente, la pequeña mezquita, intramuros del alcázar y dos obras que se conservan en el interior de la catedral, el Cristo de la Viga y un espléndido cuadro de Zurbarán, la Virgen Niña.

Y después de la visita un paseo y una copa de vino (volvemos al vino) por el centro, ese centro patrimonio histórico-artístico de Jerez que desborda animación y alegría en las vísperas de la Navidad.

Diciembre 2019

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