MURILLO Y UNA ESTELA EN SEVILLA QUE LLEGA A JAVIER BUZÓN

Para terminar la programación del año, tuvimos la suerte de visitar la exposición ??Murillo y su estela en Sevilla? junto al pintor Javier Buzón, que hacía pocos días que había clausurado una magnífica exposición individual en la Caja China que llevaba por título ??La piel del bosque?. Como él mismo nos anunció al principio de la visita, y era justo lo que pretendíamos, nos iba a ofrecer su visión como pintor y cómo profesor de dibujo de las principales obras de la exposición, iba a ser un recorrido distinto al que haríamos con un historiador del arte, en los que la ??historia del cuadro? y de sus propietarios, su contexto social, etc. tienen más protagonismo que la técnica, que el análisis de la composición de la obra, que las vías por las que se puede lograr, en las obras que íbamos a contemplar, el equilibrio, la coherencia. Y eso fue lo que hizo con la pedagogía propia de un experto y buen profesor. Así profundizamos en la admiración de las principales obras expuestas: ??La Virgen de la faja?, la ??Virgen y el niño? de los Uffizi, ??Los niños de la concha? del Prado, la Inmaculada Concepción. Con Javier Buzón conseguimos entender mejor como esos lienzos lograban la armonía, por qué Murillo distribuía las masas como lo hacía, el uso de la luz, el color, las proporciones, las simetrías? interesantísimo.

Como anécdota, señalar que, contemplando una de las admirables Inmaculadas de Murillo, Javier nos contó, según sus palabras, su osadía juvenil, cuando, aún en la facultad de Bellas Artes, en 1982, con motivo de la visita del Papa a Sevilla por la beatificación de la hoy santa Ángela de la Cruz, asumió el encargo, el reto, de pintar una enorme obra en acrílico, a modo de tapiz, ampliando la escala de una de las Inmaculadas de Murillo. Dicha pintura formaría parte del engalanamiento de la Giralda por la visita papal. Nos contó Javier Buzón la enorme dificultad del trabajo, el enorme esfuerzo que ello le supuso, y que con motivo de aquel encargo valoró y admiró más la pintura de Murillo al comprobar, personalmente, la dificultad de su ejecución. Hay que decir que aquel encargo fue un éxito y la Giralda lució una espléndida Inmaculada pintada por Javier Buzón. ABC recogió el hecho como puede verse en las fotos de pie de página.

Hoy su pintura es, lógicamente, muy distinta, pero en él prevalece, y así nos transmitió a todos, su admiración por este magnífico pintor del barroco que no siempre fue suficientemente valorado, como nos recordó nuestro guía, al considerársele en ocasiones, un pintor menor, víctima de muchas comparaciones con otro genio de la pintura nacido en Sevilla: Diego de Velázquez.

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