MÁLAGA. MUSEOS Y GASTRONOMÍA

Lugar

Málaga

Fechas

Septiembre 2011

Con una cuidada y cariñosa organización por parte de nuestros asociados malagueños: Juan Zafra y María del Carmen Gómez Toledano, a quienes felicitamos y agradecemos, una vez más, su interés, pasamos un fin de semana en Málaga en el que nos planteamos como objetivo conocer la nueva oferta museística de la capital de la Costa del Sol y disfrutar de su gastronomía, tanto en su versión clásica: espetos, pescados fritos, conchas finas, como en su versión actual representada por la cocina de Dani García, el laureado cocinero del restaurante Calima (dos estrellas Michelín) y de los gastrobares La Moraga.

Comenzamos con un interesante recorrido en autobús por la ciudad y por Gibralfaro, amenizado por los comentarios de Juan, nuestro anfitrión, y por los cánticos de las mujeres de la asociación, que desde el fondo del autocar, con toda la guasa del mundo cantaban aquello de ¡Qué buenos son los ??niños? de Albariza, que buenos son, que nos llevan de excursión!

El sábado por la tarde visitamos el interesante museo Carmen Thyssen, instalado en el restaurado Palacio de Villalón, edificio del siglo XVI.

El museo cuenta, con una sala de maestros antiguos españoles, con obras, entre otros de Zurbarán, pero el eje central de la colección es la pintura española de los siglos XIX y XX, con fuerte presencia de paisajistas y costumbristas. Se pueden disfrutar cuadros de Fortuny, Sorolla, Zuloaga, Muñoz Degrain, Romero de Torres, etc? Me gustó mucho el retrato de Julia de Ramón Casas.

A pesar de la concentración de grandes firmas que hay en la colección, salí del museo Carmen Thyssen con la sensación de haberme perdido algo, de no haber sacado suficiente jugo a una colección que visitamos acompañados por una guía amable, pero limitada en sus explicaciones. Un guía potencia o deprecia aquello que se visita en su compañía. Me ocurrió lo contrario en nuestra visita a la colección Bellver de pintura costumbrista andaluza, exposición temporal del museo de Bellas Artes de Sevilla, que, siendo una colección bastante inferior en su contenido a la del museo de Carmen Thyssen de Málaga, la calidad de la guía favoreció que saliera con una sensación de mayor plenitud, muy satisfecho por la visita, más de lo que se merecía la propia colección. Además, la guía de la colección Bellver contaba con medios de comunicación por audio con el grupo que le permitía comunicarse sin molestar a otros visitantes ni ser molestados por ellos o por los vigilantes del museo.

Estuvo mucho mejor la visita al museo Picasso, independientemente de los gustos pictóricos de cada uno. Muy buena guía, y una colección instalada en un edificio interesantísimo del siglo XVI, el palacio de Buenavista, monumento nacional desde 1939 Una casa palacio con elementos renacentistas y mudéjares, muy frecuentes en las casas distinguidas de la Andalucía de la época. El edificio fue restaurado por el estudio neoyorquino de Richard Gluckman, una restauración que fue premiada en 2006 por el American Institute of Architects.

Muy interesantes ambos museos, pero, personalmente, me causaron más sorpresa los edificios que los alojan, porque no los conocía a pesar de las muchas veces que he visitado esta ciudad.

En el aspecto gastronómico, seguimos el mismo orden cronológico clásico/moderno que en la pintura: El sábado lo dedicamos a la gastronomía clásica malagueña, almorzamos muy agradablemente, en la terraza de la Casa de Botes, destacamos los extraordinarios boquerones, tanto fritos como en vinagre. Cenamos en Pedregalejo, donde no podían faltar los espetos de sardinas que, como en Málaga no se toman en ningún sitio.

Fuera de programa, nuestros amigos Gabriel Romero y Begoña, su mujer, nos animaron a coronar el sábado tomando una copa en Quorum, donde Toni y su acompañante nos sorprendieron con una muy agradable música en directo. Dos voces y dos guitarras con aires de nuestra tierra andaluza. El flamenco-pop de Noches de Bohemia, las canciones de José Manuel Soto y las rumbas y sevillanas, nos animaron hasta altas horas de la madrugada. No sé si todos los sábados serán así en este local (exactamente así no lo creo porque no está Albariza que, reconócelo amigo Gabriel, anima ??tela?) pero si al menos se parece a lo que vivimos, es un sitio francamente recomendable.

Y el domingo a La Moraga de Antonio Martín. Esta es una crónica que contiene opiniones personales, y a mí me gustó. No hubo unanimidad, como tampoco la hay entre la pintura de Picasso y la pintura figurativa del Museo Carmen Thyssen. Es algo que se comprende y es respetable. Animo a que escriban sus impresiones aquellos que no salieran contentos.

Era la tercera vez que comía en un establecimiento La Moraga. Las anteriores fueron en Madrid y Puerto Banús. Del gastrobar malagueño me gustó la localización, los espacios amplios y la luminosidad del local y también el hecho de estar en un comedor reservado para nuestro grupo. La comida me sorprendió menos que las veces anteriores, quizás por eso, porque era la tercera vez. A pesar de ello, me siguió encantando el gazpacho de cerezas, encontré muy buena la fideuá y excelente el postre, la biznaga. Me pareció innecesario, en una cocina de este nivel y de raíces andaluzas y mediterráneas el uso de ingredientes picantes en un par de platos.

Conclusión: Fantástico fin de semana. La fusión de cultura y gastronomía, funciona, no falla, doy fe y si, además, se hace organizado por y rodeado de: AMIGOS, para qué os voy a contar?

Trause.
Septiembre 2011.

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