EL PALACIO ARZOBISPAL ENTREABRE SUS PUERTAS

Para quienes vivimos o visitan Sevilla, el Palacio Arzobispal de esta ciudad es una hermosa fachada barroca de principios del XVIII en la que participaron, según el profesor Falcón, el arquitecto Pedro Romero, el pintor Lucas Valdés y el escultor Duque Cornejo. Del interior, hasta el pasado dos de marzo que tuvimos la suerte de visitarlo, solo conocíamos lo que nos mostraban algunos libros y publicaciones. Gracias a ellos sabíamos que es la tercera pinacoteca de Sevilla, después del Museo de Bellas Artes y de la Catedral, también que hay salones con techos y paredes profusamente ornamentados con magníficos oleos sobre lienzos, algunos de ellos de pintores de la talla de Zurbarán, Murillo, Herrera el Viejo, Pacheco o Juan de Espinal. También sabíamos que el edificio tiene una majestuosa escalera y hermosos patios con fuentes. Pero no habíamos tenido la oportunidad de conocerlo hasta ahora.

Con motivo del Año de la Fe, la Archidiócesis ha abierto, más bien diría entreabierto, la posibilidad de visitar algunas zonas de la formidable casa del barroco sevillano. Quedan algunas zonas al margen de la visita, como por ejemplo la capilla en la que se encuentra la hermosa escultura de la Inmaculada de Cayetano da Costa. Varios miembros de la asociación conseguimos entrar en el cupo que se abrió hace algunas semanas y en el que no se contemplaba la visita de grupos, tenían que ser reservas individuales. Pronto se agotaron las plazas que ofertaron y algunos socios que tenían interés en conocerlo no lo consiguieron. Y yo me preguntaba que si es posible visitar con facilidad las zonas del Vaticano donde se encuentran las obras de mayor valor artístico, ¿por qué hay tantas limitaciones para visitar el Palacio Arzobispal de Sevilla? Durante estos días vemos cómo se ha cerrado la Capilla Sixtina para celebrar el cónclave en el que el colegio cardenalicio elegirá al nuevo Papa, pero que, una vez concluido, volverá a abrirse al público.

La visita la realizamos, acompañados por una amable guía, de una manera algo apresurada, con unos tiempos por estancia que no permitían detenerse demasiado en contemplar los numerosos e interesantes detalles arquitectónicos, de pinturas, muebles, etc�

Definitivamente, la apertura al público, con un horario similar al de los museos o edificios como la propia Catedral de Sevilla o el Alcázar, en visitas guiadas o con audioguía, del magnífico Palacio Arzobispal de Sevilla, contribuiría a incrementar la oferta cultural de la ciudad y con ello, en estos tiempos de crisis económica, se apoyaría a la primera industria de la ciudad, que no es otra que el turismo cultural y, al mismo tiempo, con los ingresos que se obtuvieran, además de contribuir al mantenimiento del propio edificio, se podría ayudar a recuperar otros que forman parte del Patrimonio Cultural de la Iglesia Hispalense que, teniendo un gran valor histórico y artístico, corren serio peligro, como Santa Catalina o la iglesia del convento de Santa Clara.

Si es posible compatibilizar en la catedral, que es una de las principales fuentes de ingreso de la Archidiócesis de Sevilla, los cultos con las visitas culturales al templo, también debería ser posible compartir las labores administrativas y pastorales que se llevan a cabo en el Palacio Arzobispal con las visitas de los sevillanos y visitantes, al interior de este magnífico edificio del barroco.

Trause.
Marzo 2013

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