LA IMPONENTE CARTUJA DE JEREZ
Una de las acepciones que recoge el diccionario de la Real Academia Española de la palabra "imponer" es "Infundir respeto, miedo o asombro". La cartuja de Santa María de la Defensión de Jerez, miedo no produce, pero respeto y asombro, mucho, por lo que podemos decir, sin pecar de exageración, que se trata de un edificio imponente, el primero de la provincia de Cádiz que fue declarado monumento nacional.
El edificio nos sorprendió a todos, no solo por su belleza, sino también por las dimensiones de algunos de sus espacios, como las del Claustro de Padres, que está rodeado en sus cuatro costados por las celdas de los monjes nominadas desde la A hasta la Z. Unas celdas, de grandes dimensiones también, cuyo diseño permitía la vida solitaria de cada uno de los cartujos, al disponer en ellas, además del dormitorio, de un estudio, un pequeño oratorio, taller y refectorio y una salida directa a un huerto individual, de manera que solo se reunían con el resto de los monjes en la iglesia, para celebrar la Eucaristía o la Liturgia de las Horas. Es una iglesia muy interesante, dividida en espacios para padres, legos y fieles, también son de interés los otros claustros: Claustro de Legos y el Claustrillo.
En sus casi 550 años de vida, este edificio no ha podido ser visitado por el público, al haber estado habitado por comunidades de vida contemplativa, excepto durante el periodo de tiempo que transcurrió entre la desamortización de Mendizábal en 1836 y la vuelta de los cartujos en 1948, por iniciativa del cardenal Segura, arzobispo de Sevilla, y ahora, que las Hermanas de Belén, comunidad de vida contemplativa que lo habitó tras la salida de los cartujos en 2001, han decidido su marcha a otro monasterio porque el ruido del entorno, tráfico, autopista, etc... les impedía desarrollar plenamente su vida de reflexión, estudio, contemplación y oración.
Es una interesantísima visita, que merece mucho la pena realizar, entre otras razones porque desconocemos si volverá a este monasterio en el futuro alguna comunidad de vida contemplativa y, por tanto, se volverían a cerrar sus puertas para las visitas culturales. De momento, unas monjas carmelitas brasileñas, cuidan el espacio y la diócesis de Asidonia-Jerez, organiza unas interesantes visitas guiadas y mantiene una web digna del monumento.
José Molina
Noviembre 2024
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