EL TALLER DE PEDRO ROLDÁN EN BELLAS ARTES

Con motivo del IV centenario de su nacimiento, el Museo de Bellas Artes de Sevilla ha acogido una exposición antológica en la que ha mostrado 36 obras de Pedro Roldán procedentes de distintos puntos de Andalucía y dos de su hija, Luisa Roldán, "La Roldana", además de algún dibujo, grabado, retrato y documentos relativos al que fue uno de los grandes escultores del barroco sevillano, el mejor de una generación de mediados del XVII, años en los que Sevilla vivía un momento artístico esplendoroso al concurrir en el tiempo figuras, como el mismo Pedro Roldán, con pintores de la talla de Murillo, Valdés Leal o Herrera el Viejo.

Pedro Roldán creó un estilo propio, seguido no solo por los escultores salidos de su prolífico taller. Fue padre y abuelo de grandes escultores. Su hija Luisa, "La Roldana", llegó a ser escultora de cámara de las cortes de Carlos II y Felipe V, la primera mujer que alcanzó dicha distinción, y su nieto, Pedro Duque Cornejo, también fue un gran escultor y retablista, y también fue nombrado escultor de cámara, en su caso de Isabel de Farnesio.

La exposición ha estado comisariada por el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, José Roda, y el diseño fue del catedrático de dibujo, pintor y diseñador, Juan Suárez Ávila. El 90% de las obras han podido verse por primera vez en una exposición, porque la mayoría de ellas son piezas de culto en distintos templos y conventos de Andalucía. Dieciséis obras han sido restauradas con motivo de la muestra.

Juan Suárez ha distribuido las esculturas en un gran espacio, un tanto laberíntico y, quizás, un poco apiñadas, desde luego no hacía fácil la visita para grupos con guía como era nuestro caso. La ventaja de dicha "puesta en escena" es que se podía tener una visión de 360º de la mayoría de las obras. El criterio de exposición elegido no satisfizo a todos, pero no se le puede negar originalidad. Parece que pretendía evocar los talleres de los imagineros en el siglo XVII, quizás lo consiguió, pero dichos talleres, digo yo, que estarían pensados para trabajar y no para que recibieran las visitas que recibe una exposición en un museo.

La muestra estaba distribuida en cuatro espacios: Los primeros encargos; los años de fama y plenitud; la década postrera y un espacio dedicado a obras salidas de su taller. Hemos podido contemplar esculturas que, aunque conocidas algunas de ellas, nunca habíamos tenido la oportunidad de verlas tan a corta distancia que provocaban un sobrecogimiento especial al encontrarte cara a cara con ellas, como me ocurrió con el impactante Santo Cristo de la Caridad.

Nos dijo nuestra guía, que en la exposición se echaba en falta la participación de las cofradías y hermandades de Sevilla, propietarias de algunas de las obras maestras salidas del taller de Pedro Roldán. Esta carencia podremos subsanarla dentro de pocos días, cuando comience la Semana Santa y podamos ver procesionar por las calles a la Quinta Angustia, al Nazareno de la O, al paso de misterio de la Amargura o al Cristo de La Exaltación.

Febrero 2024

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